Wednesday, September 29, 2010

La última singladura

Galatea_1 El Buque Escuela “Galatea”

Haciendo el servicio militar, me destinaron como “dotación de quilla” a la Fragata Cataluña, (la “Cataluña”, F-73, todavía estaba en construcción), y en algunas ocasiones me acerqué a La Graña, donde conocí al “Galatea” que prestaba su servicio como Escuela de Maniobra.

Era un barco espléndido, con un palo mayor de 54 metros y una figura preciosa, que con su presencia llenaba de gallardía la Ría de Ferrol.

Una vez retirado del servicio, en 1985, fue remolcado a Sevilla y lo atracaron en la Punta del Verde, junto a los Astilleros de Sevilla.

Allí lo abandonaron y se fue deteriorando poco a poco, sufriendo varios incendios y una inundación que lo hizo hundirse en su mismo atraque. Llegué a verlo desvencijado, desmochado, (sin palos), y esquilmado por el vandalismo. Sentía un nudo en la garganta al contemplarlo en tan lamentable estado. Cada vez que lo miraba, me acordaba del dicho: “A todo buque le queda una última singladura”. Sin embargo, yo no podía creer que aquella “batea” volviera a navegar.

Galatea_2 El “Galatea” siendo remolcado a Glasgow

Un buen día me percaté que el Galatea no estaba en su atraque. No me atrevía a preguntar ¿Qué había sido del Galatea?. Me dijeron que unos ingleses, “locos”, habían comprado aquella chatarra flotante por ocho millones de pesetas.

¡¡Benditos locos!! Querían convertirlo en un museo.

El Galatea fue remolcado a Inglaterra donde lo reconstruyeron recobrando el antiguo esplendor, para ello se invirtieron 2,1 millones de libras esterlinas. El milagro se había producido.

Galatea_3  El “Galatea” en dique durante su reparación.

Galatea_5El “Galatea” actualmente “Gleenle” en su actual atraque.

En la actualidad el Galatea está atracado Glasgow y ha sido rebautizado con el nombre de “Glenlee”, el mismo que tuvo al salir de los Astilleros  Anderson Rodgers en 1896.

Es uno de mis propósitos pasar, en alguna ocasión, a visitarlo. Antes me tomaré un buen vaso de vino para, al verlo, recordar en mi memoria la canción que todo marino cantaba cuando tenía una copa de más:

¡Oh Galatea!, tu eres el barco mejor,
tú te cimbreas entre babor y estribor….
 

Galatea_4 El “Gleenle” durante un cambio de muelle.

Más información en: The Tall Ship at Glasgow Harbour,   SV Glenlee,   Codaste,   El mar que gran tema para hablar.

Saturday, September 25, 2010

Photographer Nick Knight's SHOW STUDIO ~ Slow Motion Erotica

SHOWstudio: The Fashion Body - Buttocks from SHOWstudio on Vimeo.



"The essence of life is the smile of round female bottoms, under the shadow of cosmic boredom."
Guy de Maupassant

Sunday, September 19, 2010

New Portrait ~ A Preview Before It Is Uploaded To My Website

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© anthony luke

La Piedra Llorosa.

piedra_llorosa_1

En Sevilla, al final de la calle Alfonso XII y delante del que fuera Convento de San Laureano, se encuentra una piedra que, afortunadamente, ha sido conservada tras las restauraciones que sufrió la zona hace unos años.

piedra_llorosa_2

Esta piedra forma parte de un lamentable suceso ocurrido en Sevilla en el año 1857. En aquel año España estaba inmersa en la primera guerra Carlista y, por Europa, corrían aires liberales que contagiaron a la juventud sevillana. El día 29 de Junio salieron de Sevilla un centenar de jóvenes capitaneados por el coronel retirado Don Joaquín Serra, y por el letrado Don Cayetano Morales. Pretendían transformar la sociedad con sus ideales de libertad y para ello se echaron al campo camino de Ronda. La mayoría eran menores de 20 años, algunos niños, y sin ningún tipo de preparación militar. Fueron interceptados en Benaoján, por las tropas que le salieron al encuentro, causándoles 25 muertos y haciendo prisioneros a 24 de los muchachos, sin que ellos causaran ni una sola baja a los soldados. El resto de la partida fue detenida dos días después en los alrededores, desfallecidos, ya que no supieron ingeniárselas para sobrevivir o escapar.

En Sevilla les esperaba una durísima represión encabezada por Manuel Lassala y Solera, nombrado por el gabinete de Narváez y Nocedal para dar un fuerte escarmiento.

La mañana del 11 de Julio de 1857 fueron sacados de San Laureano, donde estaban detenidos, para fusilarlos en el vecino Campo de Marte, (la actual Plaza de Armas). Los muchachos no podían creérselo y sus familiares tampoco. El oficial encargado de la ejecución tuvo que apartar a uno de ellos, al percatarse de que era un niño.

Al acto acudió el Teniente de Alcalde, Don Juan José García de Vinuesa, que por entonces era el alcalde interino, tratando de impedirlo por todos los medios, cosa que no logró.

Su desolación fue tan grade que al llegar a la altura de la piedra, se sentó en ella y se echó a llorar, repitiendo incesantemente: “¡Pobre ciudad, pobre ciudad!”

piedra_llorosa_3

La inscripción que figura sobre la piedra, descubierta por el Alcalde Don Alfredo Sánchez Monteseirín, (según leo en ADN), el día del 150 aniversario del luctuoso suceso, dice lo siguiente:

“Según la tradición popular, sobre este sillar, llamado desde entonces La Piedra Llorosa, se sentó a llorar amargamente el 11 de julio de 1857, el entonces alcalde de la ciudad al contemplar, tras tratar de impedirlo sin éxito, el fusilamiento de 82 jóvenes de Sevilla en la vecina Plaza de Armas de El Campo de Marte.

El Ayuntamiento de Sevilla dedica este recuerdo en memoria de la cívica actitud ejemplar de aquel alcalde y como recordación futura contra la pena de muerte.

Sevilla 1857-2008”

Llegados a este punto, me gustaría hacer notar que la inscripción tiene faltas de ortografía, (pone comtemplar en lugar de contemplar) cosa que no tengo autoridad para denunciar ya que yo también cometo muchas, pero es necesario resaltar que no nombra al protagonista de la historia, (García de Vinuesa), cosa imperdonable, teniendo en cuenta que cuando él, (el Sr. Monteseirín), inaugura cualquier “chiringuito” su nombre aparece bien clarito y resaltado. ¡Quizás, ni siquiera, haya leído la inscripción! Es mucho trabajo para un político.

Fuente: “TRADICIONES Y LEYENDAS SEVILLANAS” de D. José María de Mena. ISBN 978-84-01-37984-0