Calle Sierpes en 1883. Pintura de Iliá Repin.
El término de "leyenda urbana" fue acuñado por el folclorista estadounidense Richard Dorson, quien definía leyenda urbana como una historia moderna "que nunca ha sucedido, contada como si fuera cierta".
El rasgo más importante de las leyendas urbanas es su carácter internacional: la historia del submarinista que es recogido accidentalmente por una avioneta contra incendios y la cual lo deja caer sobre el fuego causando su muerte, se cuenta con mínimas variaciones en su estructura en distintos lugares de América del Norte, Europa y Australia, por citar sólo algunos sitios por donde circula esta leyenda.
Existen numerosas leyendas acerca de la Coca-Cola y sus propiedades. De este producto se ha dicho que su fórmula es secreta, que es capaz de descomponer trozos de carne, que desatasca las tuberías, que sirve para aflojar los tornillos o que limpia las manchas de grasa en la ropa.
Otras leyendas urbanas son que los taiwaneses comen fetos de bebés, que en los restaurante chinos se sirve carne de perros y gatos o que en las alcantarillas de algunas ciudades viven cocodrilos.
En Sevilla (España), ciudad en la que vivo, existe una céntrica calle llamada Sierpes o "Calle de la Sierpes" (calle de la serpiente) y existe la leyenda de que en la antigüedad habitaba en sus alcantarillas una enorme serpiente, que era la devoradora de muchos niños que comenzaron a desaparecer y que aunque en un principio las culpas se dirigían a los judíos y sus prácticas sacrílegas, al parecer cierto día un esclavo que ansiaba la libertad dijo que conocía la causa de tantas desapariciones, condicionando que sólo lo diría si a cambio le concedían la libertad, cosa que se le prometió, por lo que entonces les condujo a una alcantarilla cercana a la Cárcel Real donde fue descubierta la serpiente rodeada de cuerpos y esqueletos infantiles.
Como ves, las leyendas urbanas siempre han estado con nosotros.
Fuente Wikipedia: Leyendas urbanas, Calle sierpes
Algunas leyendas urbanas:
La autoestopista fantasma
No sólo los perros lamen
El coche de la policía
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