Minarete de la Mezquita de Samarra
“"Había en Bagdad un mercader que envió a su criado al mercado a comprar provisiones, y al rato el criado regresó pálido y tembloroso y dijo: Señor, cuando estaba en la plaza del mercado una mujer me hizo muecas entre la multitud y cuando me volví pude ver que era la Muerte. Me miró y me hizo un gesto de amenaza; por eso quiero que me prestes tu caballo para irme de la ciudad y escapar a mi sino. Me iré para Samarra y allí la Muerte no me encontrará. El mercader le prestó su caballo y el sirviente montó en él y le clavó las espuelas en los flancos huyendo a todo galope. Después el mercader se fue para la plaza y vio entre la muchedumbre a la Muerte, a quien le preguntó: ¿Por qué amenazaste a mi criado cuando lo viste esta mañana? No fue un gesto de amenaza, le contestó, sino un impulso de sorpresa. Me asombró verlo aquí en Bagdad, porque tengo una cita con él esta noche en Samarra".
-Leyenda popular árabe-
A pesar de ser muy corta, esta leyenda, tiene muchas variantes aunque en todas se destaca una constante en la filosofía árabe. No se puede luchar contra el destino.
Esto contrasta radicalmente con el pensamiento occidental, donde todos nuestros actos están orientados a forjar un futuro amoldado a nuestras necesidades y que podemos manipular a nuestro antojo, (o con nuestro esfuerzo).
Esta leyenda ha sido citada en sus libros por Katherine Neville “El Ocho”, John O’Hara “Cita en Samarra”, etc. El texto aquí expuesto es de William Somerset Maugham y pertenece a la obra de teatro Sheppey.