Antonio Manuel escrito con caracteres árabes.
Hace algún tiempo, mi hijo me enseñó un trozo de papel con unos caracteres árabes y me dijo: “Mira, viejo, como se escribe mi nombre en árabe”.
Al verlo, quise explicarle que en la antigüedad fue una práctica común escribir las lenguas romances, (lenguas derivadas del latín), con caracteres árabes, pero no me acordaba de la palabra que define esa práctica.
Ayer, yendo al trabajo, como por arte de magia salió de un rincón de la memoria la dichosa palabreja: “Aljamía”.
Los árabes estuvieron en Al-Ándalus 800 años pero las lenguas romances no se perdieron, sin embargo si olvidamos los caracteres latinos, (el abecedario), con los que se escribían aquellos idiomas. Nuestros antepasados empezaron a vestir a aquel castellano antiguo con una escritura que le era ajena, llena de curvas, y con una belleza intrínseca. Los textos, así escritos, que han llegado hasta nuestros días son muchos, sobre todo poesías, y son conocidos como “textos aljamiados”.
Lo que mi hijo me enseñaba no era un suvenir para turistas, al menos a mi no me lo parecía, es algo que está en el tuétano de esta tierra, aunque ya no nos acordemos.
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