En mi circulo de amistades y conocidos hay varios matrimonios con hijos adoptados. En algunos de ellos la adopción es evidente, ya que el hijo es de una raza diferente.
Cada vez que me encuentro con personas que han adoptado a un hijo, me embarga una doble satisfacción. Por una parte me alegra que el niño haya encontrado una familia donde desarrollarse, y por otra parte siento una gran admiración por los padres adoptivos, quienes nos dan una lección de amor mas allá del egoísmo que por todas parte nos rodea.
Es algo muy curioso, que estos niños adoptados llegan a parecerse a sus padres. A nuestros hijos no solo les transmitimos una carga genética, sino que también les damos una educación transfiriéndoles nuestros valores, costumbres etc., y a veces esto se manifiesta de una forma tan acentuada que uno llega a pensar que se parecen incluso físicamente, ya que los gestos y las expresiones son idénticas a las de los padres adoptivos.
Esto me hace pensar en la cita de Michael Levine, quien dice: "Tener hijos no lo convierte a uno en padre, del mismo modo que tener un piano no lo vuelve pianista"
Estos padres adoptivos, ¡si son unos verdaderos padres!
No comments:
Post a Comment