No hay nada que me moleste más que el individuo/a “gañote” que en las reuniones devoran los platos sin consideración a los otros comensales.
Son personas con unas tragaderas enormes que suelen decir mientras comen: “Uy que güeno está esto” o “a mi es que las gambas me encantan” mientras haciendo gala de su mala educación, prosiguen comiendo como si les hubieran dado cuerda.
Además, no paran mientras haya viandas. Si intentas darle conversación, para ver si así paran de comer, y le preguntas algo. Por ejemplo: ¿de qué murió tu abuelo? , te contesta: “¡de repente!” y sigue pelando las gambas de dos en dos.
Si le llamas la atención, suelen reírse como si estuvieran haciendo una “gracia”.
Siendo niño, cuando recibíamos visita en casa y se le ponía algún aperitivo, ninguno de nosotros tocaba el plato, ya que si no era así, cuando la visita se marchaba mi madre nos echaba una reprimenda.
He observado que la gente humilde y sencilla, suele comportarse de una forma muchísimo más educada en este aspecto.
Gerald Brenan escribe en su libro “Al Sur de Granada” el siguiente episodio ocurrido en Ventas de Huelma:
“Por fin, y cuando ya había perdido toda esperanza de obtener algo que comer, sacaron una mesa baja, en la que se colocó un plato de arroz y bacalao y acercamos nuestras sillas. No había platos. Los hombres, con el sombrero firmemente encajado en la cabeza, afirmando así su igualdad ante cualquiera, al estilo de los nobles españoles que tenían privilegio ante el rey, fueron eligiendo su porción en la cazuela, y tras a invitarme a mí y a todos los demás a hacer lo mismo, hundían en ella su cuchara con gran protocolo y comenzaron a comer. Así continuaron hasta consumir su ración. Entonces cada cual dejaba su cuchara sobre la mesa y, en cuanto terminaban los demás, se levantaba y la lavaba en la tinaja y volvía a meterla en la faja, o cinturón de franela roja, donde siempre la llevaban. Por primera vez desde que desembarqué sentí afecto hacia la gente de este país que sabía combinar de manera tan admirable la simplicidad con los buenos modales.”
Gerald Brenan (Sliema, Malta, 7 de abril de 1894 - Alhaurín el Grande, Málaga, 19 de enero de 1987)
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