Hace unos días hablaba de Quimera, que es un monstruo imposible mezcla de león, cabra y dragón. Sin embargo otras bestias presentes en la Mitología o en los Bestiarios medievales, no son otra cosa que el producto de la observancia de la naturaleza y caer en sus engaños.
Teniendo en cuenta que es propio de la condición humana exagerar lo extraordinario, no debiera extrañarnos que desde antiguo se haya creído en la existencia de serpientes con dos cabezas que andan indistintamente en ambos sentidos.
La Amphisbaena o Anfisbena (del griego amfis, "ambos lados" y bainein, "ir" podría definirse como "que va en dos direcciones"), es una criatura mitológica representada como una serpiente, con una cabeza en cada extremo de su cuerpo. En la mitología griega Anfisbena había nacido de la sangre que goteó de la cabeza de la gorgona Medusa cuando Perseo voló sobre el desierto libio con ella en su mano.
De la la anfisbena decía Plinio el Viejo: "La anfisbena tiene cabezas gemelas, es decir una también al final de la cola, como si no le bastase con verter veneno por una boca."
San Isidoro de Sevilla, (560-636), la creía de sangre caliente y decía en las Etimologías: "La anfisbena tiene dos cabezas, una en el lugar correspondiente y otra en su cola. Puede moverse en dirección de cualquiera de las dos cabezas, con un movimiento circular. Sus ojos brillan como faroles. Única entre las serpientes, la anfisbena sale con el frío".
La realidad es otra. Los anfisbénidos son unos reptiles que, según la Enciclopedia Encarta, tienen no menos de 24 géneros y 124 especies que están distribuidas a lo largo del ecuador y la mayoría pueblan África y Centro América. Se alimentan de invertebrados, hormigas, termitas y otros insectos. Tienen los ojos atrofiados y suelen vivir en el subsuelo donde excavan galerías. Entre ellas la más conocida es la amphisbaena alba.
Culebrilla ciega. Fuente: Reptiles y anfibios de Extremadura
En la Península Ibérica hay una sola especie, la culebrilla ciega, que aunque es un reptil suele confundirse con una lombriz, ya que raramente alcanza tamaños mayores de 25 centímetros y sus dos extremos son casi idénticos, costando trabajo diferenciar cual es la cabeza.
Los anfisbénidos no tienen dos cabezas, pero nos han engañado muy bien. ¡De eso se trataba!
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