Es una costumbre muy mediterránea pintarle ojos a los barcos. Desconozco, a ciencia cierta, de donde proviene esta costumbre, pero muy posiblemente tenga su origen en el antiguo Egipto. Cuentan que los egipcios le pintaban a sus veleros los ojos de Osiris, como talismán, para proteger a sus tripulantes.
Así mismo, pintarle ojos a los barcos, es darles cierta personalidad dotándoles de "vida".
Sea como sea, existen embarcaciones que cuesta trabajo imaginárselas sin sus característicos ojos. La jábega malagueña podría definirse como un barco con ojos, ya que es su cualidad más característica, por encima incluso de su forma, tamaño o uso.
En cierta ocasión, le pregunté a un armador malagueño, por qué le pintaba ojos a su pesquero y me contestó: "Pa que va a ser... Pa que vea bien el camino y no se pierda".
Si alguna vez tuviera un barco, indudablemente le pintaría en su proa dos grandes ojos. ¡No soy tan insensato, como para correr el riesgo de perderme!
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