¡Chivato!

Cruzcampo con mojama

A Roy, mi perro, le encanta la mojama y a mí la cerveza. Cuando estoy en Sevilla y se aproxima la hora del aperitivo, nos dirigimos a la cervecería de la esquina y pedimos una cerveza con mojama.

La cerveza me la tomo yo y la tapa de mojama la compartimos. Le troceo su loncha, para que cunda más, y no da lugar a que los trozos lleguen al suelo. Parece mentira con la habilidad que los caza al vuelo.

El problema surge debido a que tanto la mojama  como la cerveza son malas para mi hipertensión. Además la mojama no es un alimento muy adecuado para un perro.

Hace unos días, paseando con mi mujer, al llegar a la altura de la cervecería, Roy tiraba para adentro como de costumbre. Yo, haciéndome el distraído, continuaba  el camino pensando que mi mujer no se percataría de la situación. Roy me miraba y en su expresión se leía.: “Antonio... ¿Hoy no hay mojama?”

-”¡Hay que ver lo que le gustan a este perro los bares”. Me dijo mi “parienta” sin inmutarse.
-”Será por el olorcillo de la cocina”. Le respondí sin acordarme que la cervecería no tiene cocina.
Para mi sorpresa, unos metros más adelante dijo:
-”¿Tú no serás capaz de darle al perro mojama?”
-“No, no ¡Ni loco!” Le respondí mirándola de reojo en busca de la bola de cristal y la escoba.

Roy, ¿Cómo se habrá enterado de lo de la cerveza y la mojama?. Y tú... ¿Por qué tirabas “pa dentro” del bar?. ¡Chivato! ¡”So” chivato!.